Según esta interpretación de la relatividad, todos los eventos pasados y futuros ya existen desde siempre.

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El físico Adam Frank escribió una pieza para NPR titulada "¿El próximo martes ya ocurrió?", donde desglosa algunos aspectos de nuestro entendimiento del mundo.

Por principio, solemos creer que el martes de la próxima semana ocurrirá efectivamente, o lo que es lo mismo, que no ha ocurrido aún. No tenemos posibilidad de afirmarlo ni negarlo: nuestro entendimiento del tiempo y el espacio nos permiten apostar, con un infalible nivel de probabilidad, que el próximo martes vendrá después del próximo lunes.

Pero nuestros paradigmas del espacio y el tiempo no han sido los mismos siempre.

Para Newton, el espacio y el tiempo eran dominios separados: el espacio era lo que Frank describe como "el gran escenario de los dramas humanos", y el tiempo era solamente su duración. Ambas nociones existían en espacios separados desde el punto de vista del observador, por lo que uno podía irse a dormir el lunes por la noche y estar seguro de que al día siguiente sería martes. Pero entonces llegó Einstein.

Para la teoría de la relatividad postulada por Einstein, el espacio y el tiempo no son realidades separadas: la curvatura del espacio forma a su vez el tiempo, y el ballet cuántico del Universo abrió preguntas que aún no logran ser respondidas, como el hecho de si después del próximo lunes será martes. El continuo espacio temporal, teóricamente, reconoce solamente el antes y el después, el arriba y el abajo, y en esas posibilidades se juega la sospecha de que todos los eventos que han ocurrido y todos los que ocurrirán (como el próximo martes) ya existan en el espacio tiempo.

Las cuatro dimensiones, vividas a escala individual, son descritas por Frank como la verdadera naturaleza de tu vida: el espacio que media entre tu nacimiento y el momento de tu muerte, pero eso sólo toma en cuenta la conciencia; en un estado cuántico, tu materia ya está existiendo por siempre, de un modo u otro.
"El flujo del tiempo es, de acuerdo con esta interpretación de la relatividad, nada más que un tipo de ilusión óptica", dice Frank.