«Los alemanes han fabricado un arma secreta coincidiendo con la estación navideña. El nuevo ingenio, que al parecer es un arma defensiva aérea, se parece a las bolas de cristal que adornan los árboles navideños. Se las ha visto suspendidas en el aire por territorio alemán, a veces solas, y otras en grupo; son de color plateado y parecen transparentes».Poco después, el 2 de enero de 1945, era el Herald Tribune neoyorquino el que se expresaba en los siguientes términos:
«Parece que los nazis han proyectado una novedad en el cielo nocturno de Alemania. Se trata de los misteriosos y extraños globos foo-fighters que corren por las alas de los aparatos Beaufighters que sobrevuelan secretamente Alemania. Hace más de un mes que los pilotos, en sus vuelos nocturnos, se encuentran con esas armas fantásticas que, al parecer, nadie conoce. Los globos de fuego aparecen repentinamente, acompañan a los aviones durante kilómetros y, según revelan los informes oficiales, parecen estar controlados por radio desde el suelo».
El autor italiano Renato Vesco publicó en 1968 un libro, Interceptarlos sin disparar, que llegó a convertirse en un clásico, en el que plantea la hipótesis de que los OVNIs sean en realidad aeronaves secretes terrestres. Además Vesco también afronta el escabroso asunto de los foo-fighter, exponiendo algunos casos de avistamiento y desarrollando su tesis sobre las armas secretes.
«El 27 de noviembre de 1944, en las cercanías de la ciudad de Speyer -explica-, los pilotos Giblin y Clerry se cruzaron con una enorme y ardiente luz anaranjada que volaba a una velocidad de cerca de 500 millas por hora, a algunos centenares de metros por encima de la vertical del caza... (...) 'A las 6:00 horas del 22 de diciembre, a diez mil pies de altitud, cerca de Hagenau, dos luces anaranjadas muy grandes y brillantes se elevaron rápidamente del suelo hacia nosotros. Ya en lo alto, siguieron a nuestro aeroplano bajo un control perfecto (de operadores terrestres). Al alejarse, su fuego pareció extinguirse'.»El resto del parte está censurado. Evidentemente, mencionaba la imprevista "enfermedad" del radar de a bordo. Dos noches después los mismos pilotos, tras haber atravesado el Rhin, fueron asaltados por un flamígero globo rojizo que súbitamente «se convirtió en una especie de aeroplano que en su parte superior estaba construido como un ala. Entonces, se volvió de lado planeando y desapareció». Hay otros párrafos censurados... Partiendo de informes de vuelo oficiales como los expuestos y del hecho de que los aliados encontrasen piezas que apuntaba a la construcción de los feuerball, Vesco desestima que tales casos, al menos en su mayor parte, tengan una explicación natural, electrostática o electroatmosférica (fuegos de San Telmo, rayos globulares, etc.).
Por el contrario, identifica los "foo" con un arma secreta antiradar:
«En el otoño de 1944, en Oberammenrgau, en la Baviera alpina, un centro experimental patrocinado por la Luftwaffe, en O.B.F, habrá ultimado una serie de investigaciones relacionadas con aparatos eléctricos capaces de interferir en el funcionamiento de los motores, hasta un máximo de 30 m. de distancia, mediante la producción de intensos campos electromagnéticos. Averiando el circuito de ignición de los motores de un aeroplano se habría provocado infaliblemente la caída de éste. Para convertir la invención en prácticamente eficaz, los técnicos alemanes se proponían, empero, triplicar por lo menos el radio de acción del arma, pero cuando el conflicto concluyó, los experimentos en tal sentido apenas habían sido esbozados. Entretanto, como infraproducto de estas investigaciones para su inmediato empleo bélico, otro centro, regido combinadamente por el Ministerio Sperr y por el Estado Mayor Técnico de las SS, había adaptado la idea del 'estorbo radiofónico de proximidad' a la interferencia sobre los mucho más delicados y vulnerables aparatos electrónicos de los cazas nocturnos americanos.A partir del minuto 07:00 se comenta sobre los Foo-fighters.
Así había nacido una original máquina voladora, redonda y acorazada, más o menos semejante al caparazón de una gran tortuga. Se movería con un motor especial de reacción, también aplanado y circular, que recordaba como principio físico a la famosa eolípila heroniana y generaba un vasto halo de llamas muy luminoso. Por eso había sido llamada 'feuerball' (bola de fuego). No llevaba armas ni pilotos. Teledirigida en el acto de despegar, seguía después automáticamente a los aparatos enemigos, atraída por sus llamas de escape y aproximándose a ellos sin chocar, lo cual bastaba para poner en estado crítico sus aparatos de radar».
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