Ocurrió lo que muchos ya consideran un milagro. Dale Ostrander, un niño de 12 años que fue arrastrado por una corriente submarina mientras nadaba en el Océano Pacífico, fue rescatado vivo después de haber estado 25 minutos sumergido bajo el agua. Pero, más increíble aún es que el niño no parece haber sufrido ningún daño cerebral después de haber estado tanto tiempo sin que el cerebro recibiera oxígeno.
Al ver a su hijo inerte en los brazos de sus rescatadores los padres del niño se prepararon para lo peor; la muerte de su único hijo. Pero, después de recibir los primeros auxilios, el niño recuperó el pulso aunque muy débil. De todas maneras, sus padres estaban casi seguros de que el daño cerebral era inevitable.
Una vez en el hospital los médicos pusieron al niño en un coma inducido pero las esperanzas de una recuperación sin daño cerebral eran casi nulas. " Ellos no esperaban que sobreviviera" dijo su padre, Chad Ostrander, en entrevista televisiva por la cadena http://www.komonews.com/. "Ellos esperaban que terminara siendo un vegetal--nunca volvería a hablar, caminar ni emitir ningún sonido".
Sin embargo, ocurrió el milagro que nadie ya esperaba. Cuando doctores intentaron una vez más despertar al niño llamándolo por su nombre el muchacho abrió sus ojos y pestañeó. Entonces, ocurrió algo más sorprendente al retirarle los tubos que le suministraban oxígeno.
Su madre le pidió que tosiera para aclarar las vías respiratorias. No tan solo lo hizo, sino que respondió, algo molesto, que ya no necesitaba seguir haciéndolo ante la insistencia de su madre.
Si lo que aquí ocurrió fue o no un milagro queda a discreción del lector. Otras personas con experiencia en este tipo de caso argumentan que, sobre todo en el caso de los niños, cuando caen en aguas muy frías, como en las que nadaba Dale, los signos vitales prácticamente se paralizan como una defensa del cuerpo para reservar oxígeno al máximo. Como los niños son más pequeños que un adulto, este proceso es más pronunciado. Juzguen ustedes.
Fuente: http://www.impre.com