El multimillonario Peter Thiel se caracteriza por sus inversiones en proyectos innovadores, como si contara con el apoyo de una agencia de inteligencia. Dueño de PayPal, socio de Facebook (aportó el angel investment que fue clave para llevar a esta empresa al siguiente nivel), parte del proyecto transhumanista de la Universidad de la Singularidad junto a Google, socio de Palantir Tehcnologies (junto con la CIA a través de IN-Q-TEL), empresa de software dedicada al análisis de datos con contratos con el FBI y miembro del Club Bilderberg, las inversiones de Thiel no deben de tomarse a la ligera, aunque parezcan, como en este caso, los disparates de un excéntrico millonario.
Su nuevo plan: “Olvida las empresas startup. La nueva frontera son países startup”. Esto es, un modelo de innovación para fundar nuevas compañías aplicado a fundar nuevos países.
Thiel ha donado 1.25 millones al Seastanding Institute,un proyecto de Patri Friedman, hijo de Milton Friedman, uno de los grandes teóricos detrás del sistema económico neoliberal y especie de vaca sagrada de los neocons en Estados Unidos. La idea consiste en crear naciones soberanas construidas en plataformas sobre las aguas internacionales, lejos de las leyes y códigos morales de cualquier país.
El prototipo consta de una estructura móvil de 12,000 toneladas alimentada de diesel que albergaría a 270 residentes. Esta plataforma estaría interconectada con otras para formar un país acuático estilo Waterworld-New World Order.
Friedman lanzará oficinas este año en San Francisco y el plan es obtener el aval de la ONU en siete años —de intenso cabildeo.
La ideología detrás de esta utopía libertaria no es sorpresa: poca o nula regulación del gobierno, nada de beneficios médicos, nada de salarios mínimos y poca o nula restricción en armas. ¿La idea central “Appletopia”? Una corporación como Apple puede “empezar un país como un negocio. Entre más deseable el país, más valor tienen los bienes raíces”. Esta “utopía” del capitalismo ya fue imaginada en la distópica novela Snowcrash de Neal Stephenson, donde las corporaciones se convierten en entidades supraestatales que controlan países enteros con su propio gobierno, leyes y seguridad. Stephenson imagina ese futuro como una pesadilla; Friedman y Thiel como el paraíso del sueño corporativo: la naturaleza vuelta empresa.
Fuente: http://pijamasurf.com