Nuevos datos muestran que la “desaparición” del casquete polar no es el resultado de un calentamiento global fuera de control.
10 feb 15. The Thelegraph. Cuando las generaciones futuras estudien la historia del calentamiento global de los últimos 30 años, nada les sorprenderá más que la forma en que los registros de temperatura oficiales -en los que se basó todo el pánico- fueron sistemáticamente “ajustados” para mostrar que la Tierra se había calentado mucho más que lo indicado por dichos datos.
Hace dos semanas, bajo el título “Cómo estamos siendo engañados por datos erróneos sobre el calentamiento global”, este autor escribió acerca de Paul Homewood, quien en su blog Notalotofpeopleknowthat (Loquemuchagentenosabe), había contrastado gráficas de temperaturas publicadas por tres estaciones meteorológicas de Paraguay con los datos registrados originalmente. De la información recogida durante más de 60 años se advierte que la tendencia hacia un enfriamiento progresivo de la Tierra se invirtió drásticamente para aparentar el calentamiento del cual se habla en la actualidad.
Este es apenas el último de muchos ejemplos de una larga práctica reconocida por expertos observadores de todo el mundo; y plantea dudas acerca de la veracidad de los registros oficiales sobre la temperatura terrestre.
Luego de ese artículo, Homewood recabó datos de otras estaciones meteorológicas de América del Sur, encontrando similares “ajustes sospechosos”. Las primeras mediciones fueron realizadas por el gobierno estadounidense a través de la Red Global del Clima (GHCN, por sus siglas en inglés). Luego fueron amplificados por el Instituto Goddard de Estudios Espaciales (Giss) y el Centro Nacional de Datos Climáticos (CNDC); los cuales utilizan las tendencias del calentamiento para estimar las temperaturas a través de vastas regiones de la tierra donde no se realizan mediciones. Sin embargo, son esos los registros en los cuales, tanto científicos como políticos, fundamentan el discurso sobre el “calentamiento global”.
Ahora Homewood ha puesto su atención en las estaciones meteorológicas del Ártico, entre Canadá (51º Oeste) y el corazón de Siberia (87º Este). Una vez más, en casi todos los casos, se han realizado los mismos ajustes, para mostrar el incremento -de hasta 1º Centígrado o más- por encima de lo indicado en los datos originales. Esto ha sorprendido a Traust Jonsson, quien pasó mucho tiempo a cargo de la investigación sobre el clima en Islandia (y con quién Homewood ha estado en contacto). Jonsson se sorprendió al ver cómo con los datos “maquillados” desaparecen años de hielo marino de Islandia en torno a 1970, precisamente la época en que las peores heladas registradas en la zona azotaron la economía de ese país.
Uno de los primeros casos de “ajustes” fue revelado en 2007 por el estadístico Steve McIntyre, cuando descubrió un artículo publicado en 1987 por James Hansen, científico que durante muchos años dirigió Giss, y más tarde se convirtió en un fanático activista climático. Originalmente Hansen mostró picos de altas temperaturas en el Ártico alrededor de 1940, mayores que las registradas hasta 1987. Pero como Homewood revela en su blog, los ajustes de temperatura transformaron la historia climática del Ártico con la colaboración de Giss; cuando en realidad desde entonces las temperaturas del Ártico estuvieron disminuyendo mucho más que en los 20 años anteriores.
El interés de Homewood en el Ártico es en parte debido a que la desaparición del casquete polar (y con él los osos polares) se ha convertido en bandera permanente para los que tratan de persuadirnos de la amenaza de un calentamiento global desbocado. Pero la realidad es que el hielo está siendo afectado por corrientes cálidas producidas por cambios cíclicos del Atlántico -que alcanzaron su punto máximo hace 75 años, cuando se retiró del Ártico más hielo del que se ha registrado recientemente. La fusión del hielo no es entonces causada en absoluto por el aumento de las temperaturas globales.
Muy grave, sin embargo, es la manipulación de las actas oficiales de temperaturas de la superficie terrestre; por razones que ni GHCN ni Giss hayan jamás explicado plausiblemente, convirtiendo el cambio climático en la piedra en el zapato más molesta que el mundo haya conocido; y que ya comienza a parecerse a uno de los mayores escándalos científicos de todos los tiempos.
Por Christopher Booker / The Telegraph
Traducido por @dacha1953 para Periodismo Alternativo
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