Un velero construido en Playas del Coco, en 1981, desapareció el pasado 26 de julio con tres argentinos a bordo, en el Triángulo de las Bermudas, situado en el océano Atlántico.
Los navegantes son Raúl Enriquez, su hijo Pablo y su amigo Raúl Echeverría, oriundos de Bariloche, Argentina, quienes se reunieron en Colombia, en abril, para empezar una travesía por el Caribe, Estados Unidos y luego cruzar el Atlántico, con rumbo a España.
Según la página de Facebook "Maratonga missing desaparecido", la cual reporta datos de este caso, la embarcación salió el 13 de julio desde Norfolk, Virginia, Estado Unidos.
Los tripulantes tenían planeado detenerse en islas Azores, Portugal, para luego ir hasta Cádiz, España; sin embargo, el 13 de julio el GPS dejó de funcionar en el Triángulo de las Bermudas.
Esa es la zona formada por las islas Bermudas, Puerto Rico y la ciudad estadounidense de Miami, y es conocida por algunas desapariciones extrañas de naves.
Nélida Mihailov, esposa de Raúl Enriquez y madre de Pablo, dijo al diario Clarín de Argentina que en la última comunicación con ellos supieron que el velero avanzaba en línea recta desde la costa de los Estados Unidos hacia Portugal.
"El barco tiene bandera de Costa Rica, amarraba habitualmente en Colombia, partió de Estados Unidos e iba hacia Portugal; y nos dicen que eso provoca una confusión sobre a quién correspondería emitir el alerta para que el velero sea buscado", manifestó la esposa el 23 de octubre, al criticar la falta de ayuda para la búsqueda.
Martín Arias, director del Servicio Nacional de Guardacostas de Costa Rica, informó de que desde hace 10 días se recibió una alerta de la desaparición mediante el Centro Internacional de Búsqueda y Rescate, de California.
"Todas las marinas, a nivel mundial, reciben la alerta por si ven algo en las rutas de ellos", comentó el funcionario.
El Maratonga es un barco con una longitud de 13 metros de largo, con casco de hierro, dos palos y bandera de Costa Rica, de matrícula LU6VCR.
En el Registro Nacional está inscrito a nombre de los argentinos Raúl Enriquez y Carlos Adrián Mornacco.
Registros migratorios de la Dirección General de Migración y Extranjería indican que ambos entraron al país el 11 de octubre del 2012 por el aeropuerto Daniel Oduber, en Liberia, y salieron el 30 de ese mes por Golfito.
En territorio costarricense, la embarcación pertenecía anteriormente a un sujeto de nacionalidad alemana, de apellido Margraf, quien se la vendió a los argentinos el 18 de octubre del 2012, por un monto de ¢26 millones, según consta en la escritura de la cual La Nación tiene copia.
El día de la venta estuvo presente como testigo Freddy Zamora, capitán puntarenense quien sirvió de intermediario en la compra del barco.
Zamora contó que fue contactado por una amigo de él, quien vive en Colombia, para ver si podía acompañar a los argentinos y revisar el estado del barco.
"Ellos quedaron encantados con el velero, porque estaba en buenas condiciones, excepto el motor y sistemas eléctricos, que no estaban en óptimas condiciones. Ellos dijeron que lo iban a llevar a Panamá", recordó Zamora.
El bote estaba en una condición "regular", según dijo.
"A como yo lo vi, no estaba en condiciones para hacer un viaje de ese tipo. Habría que ver si le hicieron reparaciones", manifestó Zamora.
Los navegantes son Raúl Enriquez, su hijo Pablo y su amigo Raúl Echeverría, oriundos de Bariloche, Argentina, quienes se reunieron en Colombia, en abril, para empezar una travesía por el Caribe, Estados Unidos y luego cruzar el Atlántico, con rumbo a España.
Según la página de Facebook "Maratonga missing desaparecido", la cual reporta datos de este caso, la embarcación salió el 13 de julio desde Norfolk, Virginia, Estado Unidos.
Los tripulantes tenían planeado detenerse en islas Azores, Portugal, para luego ir hasta Cádiz, España; sin embargo, el 13 de julio el GPS dejó de funcionar en el Triángulo de las Bermudas.
Esa es la zona formada por las islas Bermudas, Puerto Rico y la ciudad estadounidense de Miami, y es conocida por algunas desapariciones extrañas de naves.
Nélida Mihailov, esposa de Raúl Enriquez y madre de Pablo, dijo al diario Clarín de Argentina que en la última comunicación con ellos supieron que el velero avanzaba en línea recta desde la costa de los Estados Unidos hacia Portugal.
"El barco tiene bandera de Costa Rica, amarraba habitualmente en Colombia, partió de Estados Unidos e iba hacia Portugal; y nos dicen que eso provoca una confusión sobre a quién correspondería emitir el alerta para que el velero sea buscado", manifestó la esposa el 23 de octubre, al criticar la falta de ayuda para la búsqueda.
Martín Arias, director del Servicio Nacional de Guardacostas de Costa Rica, informó de que desde hace 10 días se recibió una alerta de la desaparición mediante el Centro Internacional de Búsqueda y Rescate, de California.
"Todas las marinas, a nivel mundial, reciben la alerta por si ven algo en las rutas de ellos", comentó el funcionario.
El Maratonga es un barco con una longitud de 13 metros de largo, con casco de hierro, dos palos y bandera de Costa Rica, de matrícula LU6VCR.
En el Registro Nacional está inscrito a nombre de los argentinos Raúl Enriquez y Carlos Adrián Mornacco.
Registros migratorios de la Dirección General de Migración y Extranjería indican que ambos entraron al país el 11 de octubre del 2012 por el aeropuerto Daniel Oduber, en Liberia, y salieron el 30 de ese mes por Golfito.
En territorio costarricense, la embarcación pertenecía anteriormente a un sujeto de nacionalidad alemana, de apellido Margraf, quien se la vendió a los argentinos el 18 de octubre del 2012, por un monto de ¢26 millones, según consta en la escritura de la cual La Nación tiene copia.
El día de la venta estuvo presente como testigo Freddy Zamora, capitán puntarenense quien sirvió de intermediario en la compra del barco.
Zamora contó que fue contactado por una amigo de él, quien vive en Colombia, para ver si podía acompañar a los argentinos y revisar el estado del barco.
"Ellos quedaron encantados con el velero, porque estaba en buenas condiciones, excepto el motor y sistemas eléctricos, que no estaban en óptimas condiciones. Ellos dijeron que lo iban a llevar a Panamá", recordó Zamora.
El bote estaba en una condición "regular", según dijo.
"A como yo lo vi, no estaba en condiciones para hacer un viaje de ese tipo. Habría que ver si le hicieron reparaciones", manifestó Zamora.
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