El pasado 5 de octubre la comunidad ufológica de Brasil
contempló con asombro la aparición de un enorme "agroglifo", de unos 70
metros de diámetro, sobre un campo de maíz de la localidad de
Prudentópolis en el estado de Paraná, en el sur del país.
Inmediatamente el prestigioso ufólogo y director de la revista brasiñeña UFO, Ademar José Gevaerd, apareció en el lugar junto a un equipo del canal televisivo estadounidense History Channel que se encuentra desde hace meses realizando un documental sobre los agroglifos en Brasil a través de la productora local, Novelo Filmes.
En declaraciones a Sputnik Nóvosti, el profesor de física y coordinador de los estudios de exobiología (disciplina que estudia la existencia de la vida en otros planetas) en la Universidad Federal de Rio Grande del Sur (UFRGS), Jorge Alberto Quillfeldt, declaró que el agroglifo era una "prueba patética (de vida extraterrestre)" y acusó al canal History de "propagar pseudociencia entre su audiencia".
La aparición de agroglifos sobre plantaciones en Brasil se inició en el año 2008 en la región de Ipuaçu, en el estado sureño de Santa Catarina, donde estos complicados diseños solían aparecer entre los meses de octubre y noviembre. El hecho de que el agroglifo de Prudentópolis haya surgido en una área a cientos de kilómetros de distancia podría sugerir que el fenómeno estaría ampliándose a otros territorios de Brasil.
Inmediatamente el prestigioso ufólogo y director de la revista brasiñeña UFO, Ademar José Gevaerd, apareció en el lugar junto a un equipo del canal televisivo estadounidense History Channel que se encuentra desde hace meses realizando un documental sobre los agroglifos en Brasil a través de la productora local, Novelo Filmes.
En declaraciones a Sputnik Nóvosti, el profesor de física y coordinador de los estudios de exobiología (disciplina que estudia la existencia de la vida en otros planetas) en la Universidad Federal de Rio Grande del Sur (UFRGS), Jorge Alberto Quillfeldt, declaró que el agroglifo era una "prueba patética (de vida extraterrestre)" y acusó al canal History de "propagar pseudociencia entre su audiencia".
"Evidentemente es un patético fraude perpetrado por personas con estacas, cuerdas y la ayuda de un GPS. No se trata ni de lejos de una demostración de inteligencia extraterrestre, sino más bien de una prueba de la falta de vida inteligente en la Tierra", dijo el científico quien señaló "evidentes fallos en la elaboración del mismo, aunque hay que reconocer que cada vez los diseños van ganando mayor complejidad".El escepticismo de Quillfeldt en varias entrevistas a medios de comunicación del país levantaron la ira del ufólogo Gevaerd, considerado uno de los grandes especialistas mundiales en el asunto y representante en el país del Center for UFO Studies, quien aportó el estudio de campo realizado por el profesor de ingeniería agrónoma, Emmanoel Sanchez, como prueba de que el agroglifo no pudo ser realizado por la mano del hombre.
"La comunidad UFO en Brasil es prácticamente una secta que mezcla el fenómeno con elementos religiosos. Estoy recibiendo un aluvión de críticas de estos fanáticos simplemente por aplicar una posición científica al respecto", justificó Quillfeldt quien no se considera asimismo un escéptico: "no niego la posibilidad de vida extraterrestre, pero la probabilidad de que esta esté por detrás del agroglifo de Prudentópolis es mínima".Por último, el científico sugirió la posibilidad de que profesionales de los agroglifos estén actuando en la región sur del país y, de paso, facilitando la producción del documental de History Channel al decir que "existen empresas que se dedican a la elaboración de estos diseños por motivos publicitarios, no es nada nuevo ese fenómeno que lleva existiendo décadas en Inglaterra e incluso en Holanda ya hubieron detenciones al respecto".
La aparición de agroglifos sobre plantaciones en Brasil se inició en el año 2008 en la región de Ipuaçu, en el estado sureño de Santa Catarina, donde estos complicados diseños solían aparecer entre los meses de octubre y noviembre. El hecho de que el agroglifo de Prudentópolis haya surgido en una área a cientos de kilómetros de distancia podría sugerir que el fenómeno estaría ampliándose a otros territorios de Brasil.
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